La polenta es una masa que resulta de cocer la harina de maíz con agua o leche. En muchos países se consume de forma habitual, tanto como plato principal o como acompañamiento. En esta receta de pan de centeno y polenta, simplemente vamos a escaldarla, así que no importa que queden grumos o que esté cruda, ya que la cocción se realizará en el horno al hacer el pan.
Si te gusta el pan de centeno, puedes probar esta otra receta.
INGREDIENTES:
Para la polenta:
Agua: 225 mililitros.
Harina de centeno: 125 gramos.
Harina de maíz: 100 gramos.
Para la masa:
Polenta.
Harina de trigo: 400 gramos.
Harina de centeno: 150 gramos.
Sal: 15 gramos.
Agua: 250 mililitros.
Miel: 35 gramos.
Levadura fresca de panadero: 11 gramos.
ELABORACIÓN del pan de centeno y polenta:
La polenta tiene que reposar entre 6 y 10 horas, así que empieza por ella. Pon a hervir el agua y en un bol mezcla las dos harinas. Cuando el agua esté hirviendo, viértela sobre la harina y remueve hasta que la masa sea homogénea. Espera a que se temple y tapa con un film de plástico.
Para hacer el pan, amasa todos los ingredientes hasta que la masa esté lisa. Al llevar harina de centeno no tendrá ese aspecto brillante que tienen las masas hechas con harina de trigo. Déjala fermentar toda la noche en la nevera dentro de un bol cubierto con film de plástico.
A la mañana siguiente, saca la masa del bol y dale forma a tu pan. El centeno y el maíz hacen que sea una masa «diferente» a la hora de manipularla, así que no te compliques mucho la vida y boléala como mejor puedas (la superficie de trabajo debe estar enharinada).
Ponla sobre papel de horno y déjala reposar durante una hora como mínimo cubierta con un paño de algodón (para evitar que el paño se pegue a la masa debes espolvorear de harina la superficie del pan).
Precalienta el horno a 210ºC y cuécelo a esa temperatura durante 20 minutos. Después, baja la temperatura a 190ºC y sigue cociendo, como mínimo, 20 minutos más. Vete vigilando la cocción tocando el pan por arriba. Si está blando, sigue cociendo hasta que la corteza haya adquirido consistencia.
Dejamos enfriar sobre nuestra rejilla y ya tienes tu pan listo para comer.





